Curación de niño de nueve años con cáncer esofágico. EDWIN OCHOAVELÁSQUEZ Sucre, Bolivia, 2008

CASO 2   EDWIN OCHOAVELÁSQUEZ
Sucre, Bolivia, 2008
Curación de niño de nueve años con cáncer esofágico.
Testimonio del P. Antonio Menacho García-Menacho, SJ207
Sucre, 13 de febrero de 2008
El niño Edwin Ochoa de 9 años ingresó al hospital Santa Bárbara el 23 de marzo de 2006, con el diagnóstico de linfoma de Hosdgkin, celularidad mixta. Estuvo algunas semanas en el hospital y se volvió a su comunidad en los alrededores de Monteagudo.
Prácticamente un año después (enero de 2007) volvió a Sucre con el mal muy agravado. Trascribo a continuación las notas que tomé, a partir del 21 de marzo de 2007, a propósito de este caso.
“Hace como tres semanas (03.03.07) vino una mamá del Colegio a pedirme que fuese a visitar al Hospital Santa Bárbara a un chiquito, Edwin Ochoa de 9 años, que estaba con cáncer, desahuciado, y que pedía que fuese un padrecito. Unas semanas antes en el Colegio se recogió plata entre los alumnos para él. Su mamá lo trajo al Colegio, y él no aguantaba sentado, y estuvo tumbado en los bancos del vestíbulo del Colegio.
Cuando le pregunté a la mamá del Colegio, Dra. Patricia Bernal que trabaja en la sección de cobaltoterapia, por el mal del niño, me hizo una descripción muy sencilla, pedagógica y poco técnica. Dijo que tenía un cáncer de esófago, que se iba extendiendo hacia la cabeza. A medida que el cobalto mataba las células, siempre quedaba alguna viva, e iban apareciendo más arriba y que cuando llegasen al cerebro
sería el fin.

Pregunté si el cobalto le curaba, pues las aplicaciones son muy dolorosas. Me respondió que sobre todo, aunque sean casos terminales, se les aplica para aliviarles el dolor. En otra oportunidad me dijo que al llegar Edwin al hospital los médicos lo habían desahuciado pues era un caso terminal, y alguno había dicho que lo que faltaba saber era el día y la hora del fin.
Me dijo también que el chiquito mostraba una fe muy madura y que impresionaba su forma de hablar, de rezar, que era consciente de que se iba a morir, y que había dicho “por qué se preocupan si igual voy a morir”, o algo por estilo.
Fui a visitarlo enseguida. Tenía la cara algo deformada. Un ojo muy abierto, inexpresivo, por el cual ya no veía nada, y el otro apenas abierto. Hablaba con una voz muy tenue. Daba señales de padecer mucho. Tenía muy poca vitalidad.
Le hablé de Dios y si le gustaría hacer la Primera Comunión.Me dijo que sí. Le puse un rosario al cuello y rezamos con su mamá, la doctora Bernal y alguna enfermera la oración por intercesión de Virginia Blanco. Expliqué brevemente a los mayores quién era Virginia. Fui a visitarlo casi todos los días; el primer domingo le llevé la Primera Comunión y rezábamos la oración pidiendo su curación por intercesión de
Virginia.
En uno de esos días me encontré con Sor Josefina, una de las Siervas de María que trabaja en el Hospital y me preguntó que hacía por allí. Le hablé del Edwin y de su mal, y me dijo que iría a visitarlo. Al cabo de pocos días me volví a encontrar a Sor Josefina. Me indicó que iban a darle unas sesiones de quimioterapia y añadió unas palabras más o menos como las siguientes: “Algo hay que hacer aunque no tiene
remedio. Ya le ha afectado a la vista. ¡Que Dios se lo lleve pronto para que no padezca!”
Fui yendo a visitarlo con bastante frecuencia y llevándole la comunión: no se lo veía peor. Tres veces seguidas no pude hablar con él. El primer día lo encontré dormido, otro día no le encontré y me dijeron que estaba en el peluquero, una tercera vez tampoco estaba y me dijeron que estaba paseando con su mamá por el hospital.Me encontré a la doctora Bernal y me dijo: “ha mejorado mucho, está más gordito y está recobrando vitalidad ¡es un milagro!”. Hablamos con la doctora sobre eso. Le dije que si era así, había que anotar todos los detalles pues habíamos pedido la curación por intercesión de Virginia Blanco; me pidió una estampa de Virginia, se la di y quedamos
que hablaríamos sobre el caso más adelante. (20.03.07)
Volví varias veces a llevarle la Comunión. El chico iba mejorando sensiblemente, ya iba a pasear al parque con su mamá. La primera semana de mayo vino al Colegio con su mamá a despedirse pues se iba a Santa Cruz a seguir un tratamiento de quimioterapia que en Sucre no se podía hacer sino a gran precio. Los doctores del Hospital al ver la mejoría se habían interesado en el caso para que pudiera ir al Instituto
Oncológico del Oriente Boliviano. Servicio de pediatría.
El 11 de mayo fui al hospital a buscar a la Doctora Bernal. Pregunté su opinión sobre el caso. Me dijo que era algo extraordinario. No recuerdo si me dijo la palabra milagro. Le pedí que me explicase el por qué. Me respondió que raro era el paciente que aguantaba bien diez sesiones de cobalto; que normalmente antes ya abandonaban.
Es prácticamente tratamiento para desahuciados. Edwin había resistido 25 sesiones y había tenido una mejora espectacular. Ella no se explica cómo pudo resistir tantas sesiones. Los doctores en vista del éxito obtenido hicieron los trámites para que pudiera ir a Santa Cruz (Debo añadir que el niño tenía terror a ir a la bomba de cobalto).
Hablé de nuevo con la Doctora de mi interés en el caso por la intercesión de Virginia y quedamos que hablaríamos cuando el niño volviese de Santa Cruz. El 30 de mayo viajé a España por la muerte de mi hermana, volví el 28 de junio, y ya perdí la pista.
Aprincipios de diciembre, enviada por la Dra. Bernal, vino a verme la Dra. Lorena Medina, de SEDEGES, que es el departamento de la Prefectura de Chuquisaca que lleva los Hogares de Menores, y en uno de ellos acogieron a Edwin cuando llegó en enero. Me dijo que necesitaba plata para que en Santa Cruz hicieran unas tomografías a Edwin, que había acabado una etapa del tratamiento y lo iba a enviar a pasar las vacaciones a Monteagudo para que volviera en enero a Santa Cruz. Sedeges [Servicio Departamental de Gestión Social] no tenía dinero para esas pruebas indispensables para saber el estado del paciente. Le di la plata y le pedí que me hiciera partícipe de los resultados. Lamentablemente yo no podría ver al niño pues los días que estuviera de paso por Sucre yo estaría en La Paz. Antes de Navidad volvió la Dra. Lorena a devolverme la plata, diciendo que no le habían hecho las tomografías, solamente ecografía, en la cuales parecía que los tumores
habían desaparecido. Le dije que cuando acabase el tratamiento por favor tomasen las tomografías, que yo le volvería a dar el dinero.
Acabo de hablar con la Dra. Lorena Medina. Me dice que la mamá no llevó el chico de vuelta a Santa Cruz tal como habían programado en enero. Que recién habían ido y que pronto le harán las pruebas del caso. Esta doctora va a viajar a Santa Cruz cuando las condiciones meteorológicas lo permitan y me dará copia de todo el caso. Que Edwin, aparentemente, está muy bien.
Antonio Menacho, SJ