ESBOZO DE FAMA DE SANTIDAD Y DE SIGNOS

Los testigos “ne pereant probationes” y los testigos diocesanos conocieron personalmente a la Sierva de Dios. Todos ellos expresan la convicción de que Virginia fue una persona totalmente entregada al Señor que vivió heroicamente la vocación a la santidad, praticando en su condición de laica consagrada las virtudes teologales, cardinales, y anexas de forma extraordinaria. Muchas personas se manifestaron igualmente con ocasión de su muerte. Posteriormente se han seguido multiplicando las voces para que la Iglesia pueda declararla beata y santa.