Evangelizadora, catequista y profesora de religión

Virginia estaba dotada de una extraordinaria inteligencia, tal como se muestra en las notas sobresalientes que obtuvo en el colegio y en los estudios posteriores. Desde pequeña sintió la llamada a evangelizar. Comenzó dando catequesis a otras niñas y a la gente sencilla campesina que trabajaban en la hacienda familiar. Esta labor catequética la desempeñó toda la vida. Siendo ya bachiller se capacitó primero en el Hogar Catequético Boliviano y luego en la Escuela Normal Superior de Religión en Cochabamba desde 1944 a 1948. Fue la primera que recibió el título de Profesora de Religión de Secundaria, habiendo obtenido las máximas calificaciones en todas asignaturas. Ya antes se inició en la docencia de la religión. Podría haber trabajado en algún colegio católico donde acudían adolescentes y jóvenes de la clase alta, pero ella prefirió enseñar en los establecimientos educativos fiscales con alumnas de clases populares. En 1946, Mons. Bertoldo Bühl, Administrador Apostólico de Cochabamba, 1946 encargó a la Acción Católica la enseñanza de la religión en las escuelas fiscales, donde era difícil la entrada de los sacerdotes. Virginia se ofreció al Obispo y aceptó su envío, dedicándose plenamente a la enseñanza de la religión como un auténtico apostolado. Las alumnas veían en ella no sólo una excelente profesora, sino también una persona amiga a la que acudían para resolver problemas en situaciones angustiosas. Sobresalía por su pedagogía adaptada a las alumnas y por la ortodoxia de su enseñanza, concorde con la Biblia y con la doctrina de la Iglesia Católica. En el campo de la educación católica Virginia tuvo un papel fundamental. Los gobiernos liberales habían conseguido suprimir la enseñanza de la religión en los collegio y universidades. La Acción Católica, bajo la dirección de la jerarquía de la Iglesia Católica, aceptó la misión de defender la educación católica. El Gobierno, empujado por la Acción Católica desde Cochabamba, autorizó que en los collegio se dieran clases de religión, como parte del plan curricular de estudios. Virginia fue una de las personas que más se distinguieron en esa tarea. Fue profesora de religión en el Liceo “Adela Zamudio”, durante más de cuarenta años. También desde 1973 a 1976 colaboró en la Escuela Normal Católica “Sedes Sapientiae” dando clases de dogma y moral para preparar a los profesores de religión.