Virginia Blanco vivió profundamente su vocación a la oración y a la acción, tanto en la evangelización como en la asistencia social a los pobres personalmente y también como colaboradora y fundadora de varias obras sociales para saciar el hambre, socorrer penurias y sanar enfermedades. Aunque la Sierva de Dios evitaba dar a conocer sus limosnas y ayudas a la gente pobre, muchas personas han testimoniado su espíritu compasivo y misericordioso.
En Bolivia, a raíz de la revolución de 1952 con la expropiación de las haciendas rurales que facilitaban el alimento a las ciudades, hubo una hambruna generalizada en las ciudades. Virginia se sintió llamada por Dios a aminorar el hambre creando varios comedores populares y colaborando en los “Comedores Sociales” de la Asociación de Mujeres de la Acción Católica, fundados en 1954 que llegó a repartir gratuitamente cerca de 300 raciones diarias. En 1976 Virginia trasladó a su casa el Comedor Popular que daba almuerzo diario a un precio muy módico, acudiendo estudiantes y también personas empobrecidas. En 1977 inauguró en su casa el Policonsultorio, “El Rosario” que al inicio estuvo a cargo de la Asociación de Mujeres Profesionales Universitarias, para atender a pacientes de escasos recursos, a quienes apenas se les cobraba e incluso se les atendía gratuitamente. En 1981 la Asociación de Mujeres Profesionales se retira del Policonsultorio, haciéndose cargo del mismo la Asociación de Mujeres de Acción Católica bajo la presidencia de Virginia.
Virginia dedicaba gran parte de sus recursos y de su tiempo a buscar ayudas para financiar estas obras. Lo hacía con gran alegría de poder saciar el hambre y curar enfermedades tal como Jesús hizo. Antes de morir se preocupó de disponer de sus bienes para dar continuidad a esas obras, algunas de las cuales han seguido funzionando dos décadas después de su muerte.