La vida de la Sierva de Dios (1916-1990) se desenvolvió a lo largo del siglo XIX en Bolivia, país que sufrió etapas críticas de su historia, incluyendo la guerra del Chaco contra Paraguay en los primeros años de la década de 1930 y la Revolución Nacional en 1952. El Estado atravesó una época de gran inestabilidad, alternándose con golpes militares y gobiernos con diversas ideologías, algunas de ellas, como el liberalismo de inspiración masónica y el socialismo de cuño marxista, contrarias a la religión.
La misma Iglesia vivió una etapa importante de su historia, antes y después del Concilio Vaticano II. En América Latina la Iglesia en la etapa posconciliar vivió la tensión de las corrientes liberacionistas, algunas de ellas contestatarias frente a la Iglesia institucional. En ese ambiente la Sierva de Dios, a través de su ejemplar testimonio personal y de las obras de apostolado que ella impulsó y dirigió, ayudó a consolidar a la Iglesia en la diócesis de Cochabamba con repercusión en todo el país. Especial mención merece la Acción Católica, siendo la Sierva de Dios una de las fundadoras de la rama de la Juventud Femenina en Cochabamba en 1937. En 1941 fue nombrada Presidenta del Consejo Diocesano de Cochabamba de laAsociación de la Juventud Femenina de Acción Católica, hasta 1951, fecha en la que, por razón de la edad, pasó a la Asociación de Mujeres de Acción Católica de Cochabamba, siendo nombrada primero Vicepresidenta y, a partir de 1961, Presidenta, hasta su muerte en 1990.
La Acción Católica colaboró en la evangelización con numerosos encuentros y con la organización de varios congresos eucarísticos y marianos que se organizaron en Bolivia, en los que la Sierva de Dios participó activamente. La Acción Católica fue también un gran apoyo a los Obispos de Bolivia para hacer frente a las ideologías liberales y masónicas, y más tarde a las corrientes marxistas. En Cochabamba Mons. Bertoldo Bühl, Administrador Apostólico desde 1941 a 1951, solicitó a la Acción Católica hacerse cargo de la enseñanza de religión en los colegios públicos fiscales, donde difícilmente podían entrar los sacerdotes.
La Acción Católica aceptó esta misión y la Sierva de Dios se dedicó pienamente a este apostolado. Ya había comenzado a dar clases de religión en 1937. Luego en 1939, a petición de Mons. Bühl, se incorporó al plantel docente del Liceo femenino Adela Zamudio, que tenía fama de seguir una orientación socialista. La Sierva de Dios supo hacerse valorar y querer por su dedicación didáctica, sus cualidades pedagógicas, su espíritu de diálogo y su actitud servicial, permaneciendo 41 años en ese Liceo, que públicamente reconoció sus méritos. También se debe mencionar la contribución que dio la Sierva de Dios al combate contra el hambre que se hizo sentir en Cochabamba por la expropiación de las haciendas a raíz de la Revolución Nacional de 1952. Fundó y sostuvo a varios comedone populares donde los comensales, muchos de ellos personas afectadas por las expropiaciones, podía comer a un precio muy módico.
La Asociación de Mujeres de Acción Católica se unió a ese esfuerzo y en 1954 fundó la Cocina Económica, que poco después tomaría el nombre de “Comedores Sociales de la Asociación de Mujeres de Acción Católica”, completamente gratuitos, gestionados y sostenidos por las socias quienes dedicaban ingentes esfuerzos en buscar financiamientos. La Sierva de Dios dedicó gran parte de sus energías a ese propósito. Incluso fundó el “Comedor Popular” a su propia casa en 1976. Ofrecía almuerzo diariamente a un precio simbólico, menos de un dólar, a unas 90 personas venidas a menos por la situación política y económica. Estos comedores continuaron muchos años después de su muerte. Para sostener esas obras Virginia contribuía con su propio peculio e incansablemente buscaba ayudas pidiendo limosna.
También la Sierva de Dios comprendió la situación angustiosa de muchas personas enfermas que no tenían recursos para acceder a los medicamentos y tratamientos médicos. Por ello se lanzó a crear en su propia casa el Policonsultorio “El Rosario” en 1977. Al principio el Policonsultorio estaba gestionado por la “Asociación de Mujeres Profesionales Universitarias”. Esta asociación se retiró en 1981, quedando el Policonsultorio bajo la responsabilidad de la Asociación de Mujeres de Acción Católica, presidido y gestionado por la Sierva de Dios, quien de su propio peculio fue dotando el consultorio con diversas especialidades de laboratorio y de odontología.
La Asociación de Mujeres de Acción Católica apoyó a los Obispos en los conflictos internos de la Iglesia de Cochabamba, donde se sentía el influjo de la teología de la liberación en su versión más politizada. Un conflicto serio se produjo por el nombramiento de Mons. Armando Gutiérrez en 1965 como Obispo de Cochabamba que fue rechazado por grupos contestatarios. Virginia Blanco le defendió y contribuyó al diálogo de los grupos en pugna. Otro incidente se originó en 1970 cuando los obispos de Bolivia tomaron la decisión de retirar de la dirección del “Seminario Nacional de San José” en Cochabamba al grupo de la “Organización de Cooperación Sacerdotal Hispanoamericana” (OCSHA) por considerar que estaba influenciado por la tendencia politizada de la teología de la liberación. La Sierva de Dios actuó de manera valiente para apoyar a la jerarquía y también para buscar el apaciguamiento de la polémica. Los Obispos bolivianos apreciaban a la Acción Católica que les apoyó en todo momento. En Cochabamba la Sierva de Dios y otros miembros de la Acción Católica aceptaron las tareas que les encomendó el Obispo y formaron parte de varias comisiones episcopales.