Templanza

La virtud de la templanza fue también un sello distintivo de la Sierva de Dios.

Su vida no tuvo otra razón de ser que su entrega a Dios y a los pobres. Nunca se dejó llevar por las comodidades del mundo a pesar de que provenía de una familia con abolengo histórico, teniendo entre sus antepasados a dos presidentes de Bolivia y a un presidente del Consejo Municipal de Cochabamba. Además Virginia vivía en una céntrica casa aristocrática, artísticamente adornada con decoraciones, estatuas, cuadros y utensilios que ella, sin apenas conocerlo, conservó como un patrimonio familiar que dejó en su testamento a su hermana Teresa. Sin embargo Virginia optó por vivir de una manera sumamente sobria y sencilla, tanto en lo referente a la comida y al vestido, que llamaba la atención de las personas que conocían a la familia de donde provenía.

De joven contrastaba su actitud con la de su hermana Alicia a quien le gustaba participar en las fiestas y bailes de sociedad y pasearse en auto, uno de los primeros que llegaron a Cochabamba, todo ello con el aplauso de su madre que buscaba el reconocimiento social de la familia. En cambio Virginia prefería la vida sencilla, rehuyendo el lujo, el boato y las fiestas sociales. Mantuvo siempre una ascesis que se imponía por una doble razón. En primer lugar por seguir a Jesucristo pobre y humilde, tal como San Ignacio recomienda en sus ejercicios espirituales, y en segundo lugar para ahorrar en gastos y poder dedicar mayores recursos a los pobres y a las obras de caridad que llevaba. Tan sólo en pocas circunstancias se permitió vestir más elegante, como cuando recibió la comunión del papa Juan Pablo II en 1988.

El Papa Juan Pablo II dando la comunión  a Virginia Blanco , 1988.

Muchos testimonios dan cuenta de la sobriedad heroica que practicó en un medio social que la invitaba al bienestar material.

Virginia era sumamente austera en su vida. No iba a las fiestas, salvo en casos muy excepcionales. Virginia estaba enferma de diabetes. Tomaba muy en serio su enfermedad, lo único que ha comido hasta que se ha muerto, era un bife con un puré de acelgas y papas fritas, después galletas de agua por la noche y un vaso de leche. Ella se cuidaba mucho.

Virginia vivía la virtud de la sobriedad. No se permitía placeres de comidas o de fiestas o espectáculos. Si alguna vez veía cosas o asistía a espectáculos era para estar informada de aquello de lo cual tenía que aconsejar o enseñar en el Liceo. De eso alguna vez hemos hablado con ella.

Virginia vivió una vida de austeridad, a pesar de tener recursos economicos. Ella estaba completamente al margen de todo otro tipo de pensamiento que no fuese religioso. Algunas amigas suyas asistían a zarzuelas, espectáculos teatrales o conciertos, pero Virginia nunca. Aunque era conocida por todos, no llevaba una vida social. No se la veía en carnavales o en las fiestas de las jóvenes de su edad. Siempre estaba dentro de un mundo religioso que no tenía nada de profano. Pienso que no ha tenido lecturas, películas o distracciones fuera de la religión.

Virginia no tenia atracion  por los placeres de la comida, de la bebida o de diversiones. Su forma de vida era muy sobria. Alguna vez yo fui invitado a comer a su casa con ella y su madre. La comida era muy sencilla. Ella nunca manifestó que le gustaría comer esto o lo  otro, nunca le oí decir: ¡qué rico está esto!

Virginia era muy austera con su persona. No le he visto darse absolutamente ningún gusto. Ni siquiera podría decir qué gustos tenía. En cuanto a las comidas nunca le he visto con preferencias. Comía todo, menos lo que le hacía daño.

Virginia era una persona sobria. No participaba en reuniones de alta sociedad. Más bien se le veía humilde. Discretamente se apartaba de todo esto, aunque tal vez el ambiente de su casa le había podido empujar a reuniones sociales, pero ella nunca asistía a esto, sino discretamente como una buena cristiana y nada más. Virginia era de una sobriedad increíble en su forma de vestir. Nunca ha usado maquillajes, pinturas, coqueterías que usamos generalmente hombres y mujeres. Ella ha sido siempre muy humilde con su vestir, con su trato. Virginia llevaba una vida muy metódica.

Virginia era una persona sobria en la vestimenta, en las comidas. Ella no sabía de diversiones. Pienso que la Virginia era una mujer muy sobria, aunque no comentaba nada al respecto. En realidad uno se enteraba por medio de terceras personas de la vida sobria, casi ascética que ella levaba, de su sencillez, de la simpleza de sus gustos y de sus acciones.

Sin miedo a equivocarme puedo afirmar que era una persona positivamente humilde y activa.